SEXUALIDAD IMPUDICA: Decálogo del buen gay


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¡Señoras y señores, niños y niñas, caramelos y bolitas!:
No busquen más. No se afanen en google o yahoo buscando en cientos, miles de blogs si ustedes están hype y cuentan, como buen ciudadano avant garde con un amigo gay o, por el contrario, sólo tienen a un cercano joto o marica, peluquera o pegauñas.
Presentamos a ustedes, por cortesía de uno de los escritores de este blog —teoricamente gay, porque sólo se le reconoce como onanista pertinaz— un decálogo infalible para que se consigan, sin dudar el auténtico conocido, amigo o cercano gay que les dará caché en cualquier fiesta, les aconsejará en cuestiones del amor, podrán platicarles sus cuitas sexuales —sólo si se es mujer, en caso de los hombres, se conviene primero explorar si el citado no es voyeur mental— y en suma los acercará a ese primer mundo en donde lo gay es tan chic que quien no se relaciona es sólo un troglodita pelagatos o una frígida desesperada.
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1. Un gay siempre hablará de marcas —nunca de imitaciones de tianguis si no pasamos a la categoría joto, que descartaremos inmediatamente— que sólo conocen algunos iniciados y que presentan en sus colecciones destellos de irreverencia: Alexander McQueen, Viktor & Rolf o Rag & Bone o Marchesa por decir unos a botepronto. Si su a mistad se refiere a las últimas creaciones de Sarah Bustani o la muy, muy, pero muy popular tienda Zara, huyan...
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2. El verdadero gay citará artículos de The Advocate —revista gay norteamericana de altos vuelos—, la Esquire española o quizás la Zero también ibérica, además de soltar alguna frase leída en The New Yorker y en música Rockdelux, Uncut o Les Inrokuptibles —francesa— y en moda mencionará las últimas fotos de Annie —no necesitará decir Leibovitz—. En cambio, si las citas se refieren a TvyNovelas, Vanidades, la revista Fernanda o peor sueltan aquello de "Ya viste que en la nueva edición de Alarma! mataron a otra manita, no se vale chula", mientras te alacia el pelo...mmmmmmm. Mal.
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3. En música, un gay en toda la extensión brincará con soltura entre Tori Amos, Adele, Björk —a pesar de su desgaste porque no ahí no se sabe si sólo es exclusiva de este medio o de la etiqueta "poser"—, Rufus Wainwright, Antony & the Johnsons, David Bowie, Arcade Fire y muy entrada la noche podrá bailar alguna buena remezcla de Madonna creada por Burial. Si en cambio hablamos de que tu cercano "rarito" no deja de tararear a Yuri —"Maldita Primavera" que en su versión será "Jotísima Primavera", Daniela Romo, la D'Alessio, Alejandro Fernández —por solidaridad y afinidad, se entiende— y en la noche amará a Tiesto o ese tecno ramplón de cortes infames como "Fashionista" o Shania Twain con aquello de "Oh, oh, oh, i'm just a woman". Lo siento. No tienes un amigo gay, sólo posees un cliché amanerado.
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Fangoria puede entrar en ambas categorías y se permite a discreción. Se sugiere que los gay reconozcan seguirla desde Alaska y los Pegamoides, los jotitos sólo se quedarán con la estrofa de "en plan travestí, etc, etc" de "Miro la Vida Pasar". Se les acepta.
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Por último, un gay NUNCA va anunciando lo que sucede entre sus sabanas. Sólo será abierto a la discusión de temas de igualdad y tendrá parejas estables y a lo mejor querrá adoptar en algún momento. Citará la película "Milk" de Gus Van Sant y leerá con intereses las marchas que suceden en el mundo. Viajará a Nueva York y visitará Chelsea para tomar un martini, mientras secretamente se siente Carrie Bradshaw de "Sex & the City" y finalizará la noche preguntando donde se presenta Antony con sus Johnsons. Si visita Madrid irá a la librería Berkana y citará como una de sus novelas favoritas "El Corredor de Fondo" de Patricia Nell. Y jamás asistirá a marchas realizadas en suelo patrio, menos subido a un carro alegórico promocionando algún antro.
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En la otra categoría, la lejanía se sugiere entre más "mujertz" —según sus propios términos— quiera parecer, espera al chacalón de su vida una noche en el Caudillo's tapatío. Si asiste al cine sólo será para ver a Brad Pitt o Eduardo Verástegui. No se perderá por nada del mundo algún programa donde salga su "Gali" —Montijo, que aún creemos puede haber pertenecido al género contrario y ahora es mujertz gracias a las cirugías, bueno, es que los gay tiene patrones paranoides— y siempre suspirará por el novio de pelo en pecho de su amiga o por el hermano de su mejor "amiga" —en este caso, de su camada—. Y por supuesto, prepara sus plumas para la marcha anual, pretexto sólo para lucir pectorales algo caídos y jotería más allá de lo imaginable.
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Esperamos que sea de su utilidad, queda de ustedes un gay que jotea sólo para satisfacer —en casos extraordinarios o por fines educativos— el morbo imaginario de esposas o novias de amigos en problemas...